El macho de emú vive San Valentín centrado en la crianza de sus huevos
hace 6 añosLa labor de crianza en el reino animal suele recaer mayoritariamente en las hembras, aunque existen especies que rompen esta norma. Ese es el caso del emú (Dromaius) que habita en Terra Natura Benidorm y que desde que una de las hembras de la especie ha puesto 10 huevos se dedica en exclusiva a incubarlos, hasta el punto que durante esta fase casi no ingiere comida para destinar todo su tiempo y energía al cuidado de los huevos.
Parece que San Valentín se ha adelantado un mes porque el emú lleva desde el pasado 8 de enero cuidando los huevos, que fueron depositados por la hembra en un nido que también fue elaborado por el macho con plumas, ramas y alfalfa. Como mecanismo de supervivencia para las futuras crías, el padre deja algunos huevos fuera del nido para que se pudran y sirvan de señuelo a los posibles predadores como insectos o aves, evitando así que los huevos sean atacados por ellos.
La vinculación del macho de esta especie en el proceso de crianza es muy intensa, tanto que además de responsabilizarse de la incubación, también llega a experimentar cambios hormonales durante la puesta de huevos que realiza la hembra. Nuestros cuidadores esperan que si los huevos están fertilizados puedan nacer las crías antes de la llegada de la primavera.
Se estima que el macho llegará a perder casi un tercio de su peso durante la fase de incubación, sobreviviendo con la grasa que tiene almacenada. El emú es el ave no voladora más grande del planeta después del avestruz. El complejo cuenta con un grupo de la especie integrado por un macho y dos hembras.
La especie puede alcanzar los dos metros de altura y, como curiosidad, puede llegar a ingerir pequeñas piedras que contribuyen a hacer la digestión de los otros alimentos que forman parte de su dieta como hierbas, flores, semillas, frutos o incluso insectos, como saltamontes o grillos.