Nuestro equipo de expertos ha conseguido determinar el sexo de sus dos lagartos venenosos tras más de cuatro años de espera. Los profesionales del parque han tenido que esperar a que el monstruo de Gila (Heloderma suspectum) y el lagarto escorpión (Heloderma horridum) alcancen su madurez sexual al cumplir los cuatro años de vida.
 
La identificación del sexo resulta esencial para formar grupos de reproducción en cautividad de ambas especies, y contribuir así a la conservación de estas poblaciones. Algunas subespecies de helodermas se encuentran, en la actualidad, en peligro crítico de extinción.
El monstruo de Gila y el lagarto escorpión llegaron al parque hace cuatro años cuando apenas eran unas crías. El especialista del complejo en animales venenosos, David Martí, ha insistido en que “están especialmente ilusionados con tener éxito en el proyecto de conservación de ambas especies”. Parte del estudio del veneno de estos animales está ayudando a pacientes con diabetes.
En estos lagartos es muy complicado conocer el sexo a simple vista. Aunque existen diferencias sutiles entre los machos y las hembras, estos leves contrastes no permiten confirmar el género biológico del animal. Para ello, es imprescindible que los veterinarios y herpetólogos realicen una serie de pruebas como la radiografía por contraste, ecografías o endoscopias.
En este caso, nuestros especialistas han optado por el uso de la radiografía y de la ecografía, que son métodos menos invasivos para el animal. Como resultado de estas pruebas, se ha detectado folículos en el monstruo de Gila, que serán futuros huevos a medida que se desarrollen, lo que confirma que es una hembra.
En el lagarto escorpión no se ha podido determinar con certeza. Se sospecha que también es una hembra debido a la morfología de su cuerpo y a la ausencia de hemipenes. Cuando deje de hibernar se volverán a realizar las pruebas, ya que en ese momento tendrá sus órganos reproductores más desarrollados.