Extremamos los cuidados a los animales más longevos ante el descenso de temperatura
hace 2 años
Los animales de edad más avanzada suelen ser más vulnerables a los cambios climatológicos. Para adelantarnos al posible descenso de las temperaturas, que se espera que se produzca en los próximos días, Terra Natura Benidorm ha activado el protocolo contra el frío y hemos comenzado a aplicar medidas específicas para garantizar el bienestar de los animales, y especialmente el de los más longevos, que son los que más acusan las variaciones en el tiempo.
En el caso de Ojito, un saimirí (Saimiri boliviensis) que llegó a Terra Natura Benidorm procedente de un zoológico de Holanda en 2007 cuando tenía tres años, se ha iniciado la administración de vitamina C y se controla su dieta, ofreciéndole alimentos con un mayor valor proteico. Además, se le hace un seguimiento estrecho de su estado de ánimo y físico. Para paliar los efectos del frío cuando cae la noche, se activa el sistema de calefacción que hay en el cobijo interior de Ojito para que no sufra la bajada de la temperatura y esté aclimatado en todo momento.
Este saimiri tiene ahora 18 años, una edad que se considera avanzada para la especie, ya que los saimiris alcanzan la etapa de vejez a los 15 años e incluso pueden llegar a vivir hasta los 25 años. En el caso de Ojito la ancianidad se ha traducido en la pérdida de algunos dientes y tiene problemas en el pelaje. Debido a su edad, se le hace un seguimiento diario para comprobar que se encuentra bien, tanto a nivel físico como anímico.
Al reducir su actividad, el pelaje se deteriora y se acicala menos, por lo que los cuidadores se encargan periódicamente de trasladarlo a la clínica veterinaria de Terra Natura Benidorm para darle un baño y mantener su pelaje en buenas condiciones. A diario, se controla su dieta y se le proporciona una papilla con suplementos nutricionales, además de fruta y verdura blandita para que pueda digerirla sin problemas.
Los saimiris son animales extremadamente sociables con sus congéneres y requieren el contacto físico con su especie, por lo que una vez que tiene lugar esta “puesta a punto” en la clínica veterinaria del parque y se controla que tenga un buen apetito, Ojito regresa a la instalación junto al resto de sus congéneres. Esta especie no se encuentra en peligro de extinción.
Estos primates son capaces de emplear su cola como herramienta para estabilizarse durante sus saltos acrobáticos entre rama y rama. Su empleo como mascotas les pone en el punto de mira de los traficantes de animales para venderlos ilegalmente. “A pesar de su simpático aspecto pueden comportarse de forma agresiva con el ser humano y además requieren un entorno muy exigente para su bienestar, por lo que no son aptos para vivir en un domicilio como animales de compañía”.